Cómo la marihuana casi hace que pierda el juicio
El cannabis es una droga conocida por causar efectos secundarios inmediatos que hacen que te sientas como si fueras volando por el espacio. Algunos de los efectos que posee este tipo de droga tan común son la somnolencia, relajación muscular, sensación de lentitud y sequedad de boca. Hoy, en Aira Lapaz, vamos a contar el testimonio de Paula, una chica que ha sufrido varios problemas relacionados con el consumo de este popular psicotrópico.
"Yo, por aquel entonces, me mudé de ciudad porque tenía que empezar una carrera, y un buen día decidí irme con unos amigos al río. En esa etapa de mi vida, yo no era consciente que el cannabis, el hachís y todo este tipo de drogas me iban a afectar tan negativamente, y la depresión con la que lidio actualmente hace que este tipo de sustancias agraven mucho más sus efectos secundarios e inmediatos. Mis amigos se fueron del río y a mi me dio un bajón tan desproporcional que necesitaba pedir ayuda cuanto antes. Por ello, llamé a un amigo y justo ese chico se apareció como por arte de magia a la zona del río en la que yo me encontraba. Estaba fumándome un cigarro yo sola, sentada en un banco, y mi amigo vino con otro grupo que se iba justo a fumar un porro de hachís. En ese momento, lo vi claro: tenía que fumar para olvidarme de mis problemas".
"No era plenamente consciente de la situación en la que me encontraba. Yo ya había probado la marihuana, y nunca me había dado un amarillo. La primera vez que la probé, me recomendaron que me echara mucha agua en la nuca, paseara constantemente para que me fluyera la sangre, y mantuviera una conversación para que la cabeza no se me fuera a otra parte. Estos consejos me vinieron bastante bien a la hora de parar el amarillo incipiente que estaba comenzando a emerger. Sin embargo, aquella vez en el río fue mortal, y de verdad creía que me iba a dar algo allí mismo. Solo le di un par de caladas, pero mi cabeza comenzó a volar de tal forma que me veía a mí misma en tercera persona, como si estuviera jugando una simulación de un juego pésimo del Play Store".
"Decidí callarme la boca y no contarle nada de lo que me estaba pasando a mi amigo, cosa que hice mal porque cuando está fumado lo último que necesitas es quedarte a solas con tus pensamientos. En lo único que pensaba en ese momento era en ir a casa de mi pareja y evadirme de la realidad, pero por el camino las cosas se complicaron. Cuando fumas y te pasas, lo que sucede no es un mareo tonto que puedas controlar, sino que vuelas por la realidad. Yo iba por un camino de tierra rodeada de árboles y sentía que le aire se dirigía a mi, y que los árboles personificados me hablaban respondiendo mis preguntas. Yo me preguntaba si mi relación con mi actual pareja iba bien, y el aire se envalentonaba respondiendo un rotundo no, al mismo tiempo que las hojas de los árboles formaban en el cielo una carita triste".
"Estaba escuchando música para evitar oír el ruido del ambiente que se dirigía a mi de forma muy macabra, y la primera canción de mi playlist formada por mil canciones fue Lo mal que estoy y lo poco que me quejo, de El Kanka. Ahí sentí que la música también me hablaba".
"Salí disparada de la zona del río, y toda la gente se me quedaba mirando. De hecho, hubo un momento que recuerdo perfectamente en el que me puse a saltar porque tenía la sensación de que todas las personas estaban puestas ahí como personajes inanimados de una realidad absurda y paralela. Cada vez caminaba más rápido, y presa del pánico me dirigí a casa de mi pareja, el cual me vio muy raro".
"Mi pareja describió la situación más adelante como un hecho en el que estaba muy asustado, porque me veía paranoica con cada una de las cosas que él me decía. El describió la situación como asfixiante, algo que no estaba a su alcance y se escapaba de tu control. Es normal que una persona que te ve así no sepa como gestionar que tú vas fumada, y yo sentía que en cualquier momento me iba a caer y la realidad se iba a desvanecer. Sin duda, lo peor que pude hacer fue mezclar una droga tan potente con mi enfermedad, porque cuando tienes una enfermedad mental como la depresión y te fumas un porro, nada es lo que parece".
Así es como termina Paula su historia, y es que es real que se vuelve un acto muy peligroso mezclar enfermedades mentales con drogas tan normalizadas. No solo hablamos de efectos inmediatos, sino que la marihuana a la larga te puede hacer perder el juicio, y comenzar a desvariar sobre cada situación posible.
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