Los medios de comunicación como cuarto poder

 

Los medios de comunicación se consideran por muchos que ejercen un poder fáctico, es decir, un cuarto poder defensor de los intereses sociales y cívicos que constituyen el pensamiento crítico de la población. No obstante, los medios no poseen un poder determinante de una institución política, sino que más bien se acerca más a la definición de un poder coercitivo o persuasivo y simbólico. Realmente hablamos de un contrapoder, y no un poder, que la prensa ejerce frente a los poderes establecidos, intentando generar un criterio común, resolviendo la escasez de información y actuando como portavoz del pueblo.

Acorde con mi criterio personal, considero que la prensa ejerce en muchos aspectos noticiosos su función como cuarto poder, sobre todo impulsando esa influencia gracias a la inmediatez de noticias de actualidad que pueden repercutir en la vida individual de las personas. Sin embargo, no quiero basar mi argumentación en una reafirmación del contrapoder que es evidente que posee en muchos casos la prensa, ya que considero este un tema de lo más imparcial debido a la heterogeneidad de los casos. Es cierto que el sistema mediático intenta ser ecuánime a la hora de informar sobre un tema, y además fomenta la apertura de espacios de debate y opinión entre sus lectores, pero es muy complicado ser un cuarto poder justiciero al servicio del pueblo evitando el desemboque de la autorregulación del periodista a una censura por parte del medio periodístico o jefe de redacción, que está manipulado por ese miedo a los poderosos, políticos con gran influencia… Hay mucha manipulación y compra de periódicos (como en España, donde el Grupo Prisa, un conglomerado de medios, controla el diario, El País, la Cadena Ser…), además de mencionar que la prensa no deja de ser un negocio que mediante la venta de información gana dinero (ya sea por inversiones publicitarias, el pago de lectores de periódicos digitales…).

Entonces, ¿puede ser considerado un cuarto poder justiciero un negocio? En mi opinión en algunos casos actúa como contrapoder para deshacerse de la venda de ciegos que desconocen la veracidad de ciertos asuntos políticos, económicos, e incluso investigaciones que pueden favorecer el I+D+I del país, pero asuntos como las Fake News, el fact-cheking (que hablaré de ello más adelante) o la propia persuasión de ciertos poderosos que compran noticias para generar información malintencionada, y violan el derecho fundamental a la información y a la comunicación, hacen que este poder denote dudas.


Por otro lado, considero que los medios pueden actuar como un gran poder, ejerciendo una masiva influencia sobre la población y controlando la participación activa de los tres poderes establecidos.

Respecto al poder legislativo, un caso muy cercano es la derogación que se planteó de la ley de prisión permanente revisable. Esta ley la introdujo el PP en el Código Penal el año 2015, y es un tipo de cadena perpetua en la que el reo, o la persona que ha incurrido en un asunto ilícito y debe ser castigada, puede recuperar su libertad. Se realiza una imposición de cárcel por tiempo indefinido, y podrá optar a su libertad tras 25 años de cumplimiento y realizando exámenes periódicos que considerarán su reinserción. Esta ley se aplica a casos de extrema gravedad, como el asesinato tras una violación o contra víctimas vulnerables (menores de dieciséis, discapacitados…). El problema del planteamiento de la derogación de esta ley viene por el matiz que aporta la palabra revisable, poniendo en duda la reinserción que promete la prisión permanente revisable y cayendo en la posibilidad de ser una posible cadena perpetua encubierta.

La prensa actúa como cuarto poder influenciando a la población con matices que avalan el triunfo o el fracaso de la derogación, ya que la población comenzó a formar su propio pensamiento crítico a raíz de la información mediática recibida, y respaldada positiva o negativamente con las opiniones y pensamientos de partidos e ideologías políticas. De esta manera, si un medio comunicaba que Unidas Podemos quería derogar la ley, y aportaba matices en su contra intentando crear de Podemos una figura apática, lectores de ese artículo podían crear un pensamiento de aversión con comentarios del tipo: “Entonces si Podemos quiere derogar la ley, ¿van a soltar a violadores y asesinos sin agravante a la calle solo porque no se consideran delitos de cadena perpetua? ¿No van a revisar su caso?”. Por ello, el contrapoder que ejerce el mundo mediático en asuntos legislativos es fundamental, puesto que así el poder legislativo es regulado de algún modo por la opinión democrática del pueblo, y puede dar lugar a manifestaciones o huelgas, en desacuerdo de la aprobación o derogación de algunas leyes, que provoquen cambios positivos en la legislación del país.

 

Los medios también actúan como fuerza de control en el poder ejecutivo. Un ejemplo claro lo he sacado de la política propagandística que llevaba Goebbels durante el gobierno de Hitler en la Segunda Guerra Mundial. Goebbels estableció los 11 principios de la propaganda. Algunos son:

-        Principio de la vulgarización: “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida… La capacidad receptiva de las masas es limitada y su compresión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

-        Principio de orquestación: de este principio viene la famosa frase “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.

-        Principio de la unanimidad: “…llegar a convencer a mucha gente que se piensa <<como todo el mundo>> creando impresión de unanimidad”.

Goebbels tenía el completo control de los medios de comunicación, tenía incluso algunos periódicos bajo su servicio como es el Das Reich, donde escribía un artículo semanal. Además, con la exaltación del partido y la suma propaganda del mismo, toda la población se encontraba manipulada bajo el criterio del partido nazi. No obstante, nacieron periódicos de redactoras clandestinas que promovían el criterio del pueblo, como portavoces, exponiendo la verdad de los asuntos que la propaganda nazí afirmaba. Los periódicos ilegales actuaban como contrapoder, muchas veces incluso entregando panfletos de mano en mano entre la población. Aunque esto no repercutiera como fuerza de control contra el poder ejecutivo, daba pie a la formación de un criterio personal y la movilización de masas contra el gobierno. Esto, finalmente, no pasó, ya que el nazismo practicaba una represión tan grande que la gente sentía verdadero terror de movilizarse.

Finalmente, como poder judicial quiero exponer el caso de Francisco Camps, expresidente de la Generalitat de Valencia. Camps fue acusado en 2008 de cohecho impropio al aceptar unos trajes regalados por el caso Gürtel, y más adelante se pedía que fuera imputado por malversación, fraude y tráfico de influencias en el caso Urdangarín. En este caso los medios de comunicación actuaron como una fuerza de control ejerciendo una fuerte presión frente a los nueve procesos judiciales a los que Camps se vio sometido, tratándolo de culpable y, así, cumpliendo las expectativas de opinión que tenían los ciudadanos (ya que la opinión pública veía a Francisco Camps totalmente culpable por haber sido un tema tan recurrente en los medios). El Tribunal Constitucional finalmente acabó reconociendo su inocencia, pero la constancia de los medios con su “presunta” inocencia acabó con su vida política. Si se diera el caso de que fuera culpable, ahí sí que la prensa habría actuado favorablemente, pero a veces el sistema mediático consigue dar demasiado revuelo a un tema que puede acabar con la normalidad cotidiana de una persona. Independientemente de esta evidencia, la influencia de la opinión pública condiciona sobremanera aquello que escriben los medios, puesto que es un negocio que busca en muchas ocasiones contentar rápidamente a sus lectores, y los medios han ejercido paralelamente una fuerte autoridad que afecta como fuerza de control del poder judicial, provocando que el Tribunal Constitucional necesitara de nueve procesos judiciales para determinar la inocencia de Camps.

También, me gustarías hablar sobre otro concepto: el concepto de las Fake News. Las Fake News son noticias falsas que, por simple interés, beneficio o sensacionalismo, se plantean a los ciudadanos como noticias veraces. Si que considero que pueden resultar lesivas para nuestra democracia, ya que es pura desinformación que confunde a la ciudadanía y, por consiguiente, esta puede ejercer una opinión, manifestación, o contrariedad contra el gobierno democrático. Es decir, si redacto y publico la Fake New de “El presidente de gobierno viola a una menor de 12 años” y se viraliza, es posible que una gran mayoría de la población la considere falsa, pero la parte que consideran dicha noticia como real puede echarse a la calle en señal de protesta, terminar atacando el Congreso, y conseguir la dimisión del presidente por presión social. Dicha dimisión pondría al país en una situación complicada, ya que realmente ninguna figura gobernaría el país, y esto podría atentar contra la democracia. No es tan surrealista que esta noticia sea considerada veraz por la población si es publicada por un periódico con una trayectoria positiva entre sus lectores, como El País o ABC, y  no hablo de que lo publiquen estos periódicos como tal, ya que es muy complicado que se extienda un bulo tan grave bajo la firma de una redactora seria que contrasta prácticamente todo con fuetes de calidad, pero sí que es muy fácil falsear esa información y darla a conocer por las redes sociales como una noticia fiable. Incluso existen click farms, que son empresas o edificios dedicados a inflar los likes o producir falsas interacciones con el fin de engañar al público.

Los medios de comunicación muchas veces tienen esa presión de evitar la desinformación[1], y para ello deben valorar más la calidad y no la inmediatez. Por ello se han llegado a crear agencias de fact-checking, traducido como “verificación de hechos” para contrastar la veracidad de los hechos noticiosos. Esto evita la infoxicación, que es el cúmulo de desinformación producida por la cantidad de información que hoy en día tenemos. Realmente no establecería un mecanismo de censura de las Fake News como tal, debido a que existe el anteriormente mencionado fact-checking, pero si que daría más visibilidad al problema e incluso aportaría alguna inversión de parte del gobierno a las agencias de fact-checking para que siguieran persiguiendo noticias falsas y velando por una democracia real.



[1] Hay varios tipos de desinformación. MISINFORMATION: información falsa sin intención de manipular. DISINFORMATION: información falsa hecha con el fin de manipular. MALINFORMATION: no necesariamente es información falsa, pero tiene el propósito de manipular.

 

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