Es mi culpa
He llegado a la conclusión de que
es mi culpa. Es mi culpa por ir con un vestido rojo muy corto, llamando la
atención. Es mi culpa por bailar provocativamente en una discoteca. Es mi culpa
por pedirme esa “última copa y no más”. Es mi culpa por salir fuera a echarme
un cigarro. Es mi culpa por encontrarme con él. Es mi culpa por decirle “déjame
en paz” y no otra cosa. Es mi culpa no haber sido clara. Es mi culpa quedarme
bloqueada y no saber qué hacer. Es mi culpa volver sola a casa a las 3 de la
mañana. Es mi culpa haber ido por la misma calle dónde él me esperaba. Es mi
culpa intentar correr y caerme en el acto. Es mi culpa que él me agarrase y me
pusiera contra la pared. Es mi culpa que me metiera mano y lengua mientras yo
intentaba zafarme. Es mi culpa no haber tenido la fuerza suficiente para apartarlo.
Es mi culpa que me llevase a un sitio más oscuro. Es mi culpa que me rompiese
el vestido. Es mi culpa que me bajase las bragas. Es mi culpa que me metiera el
miembro. Es mi culpa que me tapara la boca. Es mi culpa no haber gritado más.
Es mi culpa que llorase. Es mi culpa sentirme sucia. Es mi culpa sentirme
inútil. Es mi culpa sentirme impotente. Y cada vez tengo más claro que es mi
culpa por llevar un vestido rojo muy corto, aunque me llegara por las rodillas,
bailar provocativamente, aunque fueran los dos primeros minutos de la fiesta, y
haberme pedido otra copa, aunque solo llevara dos.
Nadie es inocente; nadie es valiente.
ResponderEliminarexacto!
EliminarEstremecedor. Me he quedado helada a pesar de que esto lo vengo viendo a lo largo de mi vida una y otra y otra vez. No deja de doler que esto suceda. No deja de arder, de carcomer.
ResponderEliminarTe ha quedado muy emotivo, toca las fibras.
Un abrazo!
mil gracias Maty, un abrazo!
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